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Aunque cada acción formativa es diferente y exige una metodología especial que se ajuste a los objetivos y necesidades del cliente, hay unos rasgos comunes recomendables en toda acción formativa que pretenda un aprendizaje eficaz.

La pedagogía de adultos exige una metodología muy activa, que consiga una fuerte motivación y la máxima implicación de los participantes en su propio aprendizaje, combinando las exposiciones conceptuales con actividades más dinámicas en grupo.

El objetivo del aprendizaje es siempre provocar un cambio de actitud” que favorezca la incorporación de nuevas ideas o conductas,  unas veces para reforzar y mejorar las ya existentes y otras para sustituirlas por otras mejores y más operativas. Por ello, la formación en adultos y profesionales siempre supone un importante esfuerzo, mental y a veces emocional,  que nunca se puede imponer desde fuera.

El ser humano es como un gran puzle, en el que cada nuevo aprendizaje, cada nueva creencia y cada nuevo sentimiento forman piezas muy diferentes que deben  ir encajando entre si a lo largo de nuestra vida. Si conseguimos que todas nuestras piezas encajen bien, viviremos la vida con una gran coherencia que nos da seguridad personal. Romper esa armonía para incorporar nuevas ideas, sentimientos o conductas es difícil porque la mente tiene que esforzarse en encajarlas de nuevo en su puzle  y no romper su coherencia interna. Por eso no es fácil renunciar a nuestros conocimientos ya adquiridos, para sustituirlos o mejorarlos.

Una metodología activa aporta un marco de reflexión basado en aspectos muy concretos de la vida cotidiana. Esto permite el rápido reconocimiento de los nuevos contenidos y facilita su comparación con lo ya aprendido anteriormente y se hace más fácil su encaje para una posible aplicación a situaciones reales.

Los trabajos y debates en grupos reducidos, sobre los distintos temas propuestos, facilitan a los participantes compartir sus puntos de vista y experiencias previas. La diversidad de enfoques les permite valorar varias opciones antes de llegar a las conclusiones finales.

Como herramientas de trabajo, se utilizarán principalmente:

  • Casos prácticos que acercan a los participantes a la realidad para valorar las las diferentes soluciones que pueden darse en cada supuesto.
  • Ejercicios que simulan situaciones reales y permiten poner en práctica y entrenar las habilidades que se quieren desarrollar.

La clave del aprendizaje en los adultos está en mantener al participante en permanente estado de implicación en su propio aprendizaje.

“El factor más importante que influye en el aprendizaje es lo que el alumno ya sabe. Averiguese esto y enseñese adecuadamente”
David Paul Ausubel
“Dime algo y lo olvido,  enséñame y lo recuerdo, involúcrame y lo aprendo.”
Benjamin Franklin